Esta mañana cambié el colectivo por el subte, tengo que caminar un poco mas pero... los días son mas claros ahora e invitan a recorrer un poco la ciudad de a pie.
Casi siempre que hago este ritual estoy medio dormido y me muevo como un zombie entre la gente en el anden y en la formación, hoy sin embargo fue distinto, empecé a mirar todo con mas detenimiento y a analizar conductas dentro de esta ruta subterranea.
La gente se para esperando el subte en un lugar imaginario de donde caerá la puerta, algunos ya lo tienen estudiado y le avisan a sus amigos donde será.
Dentro del vehículo estan las publicidades, pareciera que todos los que viajan necesitan aprender canto, ingles o jugar algún campeonato de fútbol 5, 7 u 11, segun reza en las paredes y sus folletos respectivos. También abundan medicinas prepagas de dudosa procedencia junto con consultorios odontológicos que nos ofrecen unas promociones estupendas en lo que a implantes se refiere.
Los que viajan siguen determinadas costumbres, leen libros, apuntes de facultad o trabajo, escuchan música, hablan por teléfono o duermen.
En los pasillos están los fracasados de la música o los que sus padres de chicos los obligaron a aprender a tocar algún instrumento poco usual para un fogón. Están los volanteros que se paran como para atajarte y no dejarte ir sin su folletín.
Hoy viajé en subte y analicé todo esto pero hay una pregunta que me quedó, donde están los perros que patrullaban los pasillos del subte??? Aparición con vida.
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