Tiempo en Buenos Aires

lunes, 4 de febrero de 2013

Hotel en Ostende

Por primera vez desde que veraneamos en la costa Argentina decidimos cambiar el destino, ya no seria Villa Gesell. Su castillo, sus playas y sus balnearios no contarían con nuestra presencia. El destino elegido esta vez fue Ostende.

Llegamos al hotel recomendado por varias personas que son habitué del lugar, así que nos dijimos por que no? y rompimos con la tradición.

Preparamos todo el equipaje y partimos para pasar unos pocos días en este nuevo destino. Luego del clásico viaje donde Dolores es una parada obligada llegamos a Ostende. Mirábamos con asombro lo poco que había en esta ciudad, ya llegaremos nos decíamos dándonos aliento ya que lo que veían nuestros ojos no se condecian con nuestras ilusiones. A una cuadra del Hotel un charco inmenso hizo que retomemos para poder acceder por otra calle. Llegamos.

Estacionamos en la puerta y entramos rápido porque había gente conocida hospedandose allí, nos asignaron la habitación y cuando llegamos nos encontramos con algo que no lo teníamos en mente. La habitación era amplia pero poco rustica, poca iluminación, pocos tomacorrientes(en tiempos de ipods, netbooks, notebooks, celulares son fundamentales), un ventilador de techo ruidoso encendido, un entrepiso con las camas de los chicos con menos luz aun y con un ruido que hacía difícil conciliar el sueño desde abajo, el baño tenia una mampara plegadiza de plástico que hacia difícil, cuando estaba cerrada el acceso de la escasa luz que había del otro lado, en el televisor solo se veía dignamente 2 o 3 canales todos los demás como cuando era chico, lluvia y rayas.

Para que no piensen que todo era así, el sector donde se encontraba la pileta era lindo, con reposeras y arbolitos para descansar un poco, 3 parrillas de las que solo existían realmente 2, el desayuno era muy bueno y variado (tipo americano). Un salón de juegos muy particular donde la mesa de ping pong estaba apoyada sobre las bases de 2 mesas de bar lo que hacia que su inclinación no tuviera nada que envidiarle a la famosa torre en Pisa, las paletas bueh...., un pool con unos tacos sin punta y sin bola 8 y unos metegoles con las manijas salidas.

Una noche de calor encendimos el ventilador de techo y nos dimos cuenta que tiraba el aire para arriba, reclamamos vía teléfono(que nos tuvieron que cambiar porque no funcionaba) que nos traigan alguno alternativo, trajeron uno gigante de pie que no tenia perilla para apagarlo o cambiar la velocidad, era te volabas o nada, obviamente reclamos por otro que si anduvo bien.

Decir que con nuestros conocidos la pasamos muy bien y en la playa disfrutamos mucho que sino hubiesen sido unas vacaciones de terror.

NI TRAten de que les diga como se llamaba el hotel.

Hasta la próxima...

viernes, 1 de febrero de 2013

Impasse siente

Aquí otra vez...
 
El vago le gana al escritor y eso se refleja aquí en la red, los tópicos son cada vez mas difíciles de encontrar y para colmo la gente está viviendo unos días de intolerancia absoluta, nada está bien, todo está mal aunque todos tiene proyectos de viajes, compras de productos de valores altísimos y demás.
 
En estos días he vivido muchas cosas, vacaciones en familia, descanso y no tanto, asados ricos que han ido a parar indefectiblemente a mi cintura haciendo cada vez mas difícil la postura de prendas de vestir que anteriormente me quedaban de forma digna, reuniones con amigos, conocí lugares lindos en la costa Argentina, me mezclé con la elite por un ratito, debo admitir que se siente bien, será eso de lo lindo de pertenecer, tal vez...
 
Hoy de vuelta en la rutina laboral  tratando de aceitar  los engranajes que estuvieron parados por primera vez en tantos años 21 días seguidos, es  difícil.
 
Tenia ganas de escribir pero no encontraba tiempo, se acabó el impasse. En breve la crónica de un viaje al Hotel de Ostende.