LICENCIA DEL AUTOR

Perdón por esta licencia pero a veces el corazón tira.
Nací en Avenida de La Plata y Caseros y con 4 años nos mudamos a Avellaneda y Goya (Floresta) (1975), a partir de ahí empecé a conocer y querer a todo lo que tenía que ver con el barrio, las facturas de Cony, las golosinas del kiosco de Betty o Don José, la peluquería de Rubens, el aceite suelto de la Simbólica, el hogar Obrero, la plaza Vélez Sarsfield, el campito y tantas cosas más que te hacen nacer el sentido de pertenencia a un lugar.
Para cuando llegué al barrio el equipo de ahí estaba jugando en primera división, se codeaba con los grandes, Boca, River, Racing, San Lorenzo, Independiente y Huracán.
Con mi viejo despuntábamos el vicio de ir a verlos jugar, aprovechando cuando jugaba contra nuestro equipo ( un día esperamos la salida de los jugadores para que saludara a Brindisi) y también ibamos a ver algún que otro partido de esta escuadra cuando la nuestra jugaba de visitante( siempre que volvíamos caminando de la cancha, mi papá me traía haciendo zigzag por las calles, como si acortara el camino de esa forma, que se yo, berretines del viejo).
Empezamos a querer a ese equipo como si siempre hubiésemos estado allí, el blanco y negro eran parte de nuestros colores favoritos. Ya mas crecido con los amigos del barrio era un clásico estar los sábados en las gradas, si hasta recuerdo que un día de la primavera después de venir de Palermo fui a ver un partido en la tribuna de 15 escalones de atrás del arco y el gringo Scotta de un pelotazo hizo temblar toda la pared que teníamos detrás.
Desde que me fui de Floresta siempre estuve atento al equipo soñando con que alguna vez vuelva a estar en el lugar que lo vi por primera vez cuando llegué. Hoy con mucho orgullo puedo gritar vamos ALL BOYS!!!! Bienvenido al futbol grande
Hoy ya hace 10 años que no estoy más en el barrio, pero lo sigo queriendo como el primer día, mirá como lo quiero que nunca hice el cambio de domicilio, cada vez que hay elecciones vuelvo contento al barrio, como no queriendo asumir que ya no soy mas parte de él, como zigzagueando el presente, como cuando volvía de la cancha del albo con mi viejo.