No soy muy fanático de los juegos de azar por dinero pero debo reconocer que las veces que estoy inmerso en alguno de ellos albergo la esperanza de que me voy a parar y que no voy a trabajar mas.
Casino: voy con poca plata por ende apuesto poco y pienso que voy a estar con un vaso de Whisky sentado al costado de una mesa de ruleta con una rubia infartante y todos abrazándome y celebrando mi éxito. Pienso todas las tácticas posibles para sacarle rédito a esa rueda que nunca frena donde intuyo, estoy convencido que mi táctica es buena y la cuento como si fuera un experimentado apostador, voy mirando la cara de los crupiers como si en ella estuviera escrita mi suerte.
Quiniela: juego a veces para algún cumpleaños, pensando que el niño cantor sabe que es el cumpleaños de mi hijo por lo tanto va a gritar su edad o su fecha de nacimiento o su documento o su altura o algo. Aquí siempre tenemos una excusa, se juega al derecho y al revés, se juega tres días seguidos, nacional y provincia, los que cumple y los que deja, así no hay presupuesto que aguante. Como siempre se cuentan las que se ganan y no se detiene a sacar cuentas si alguna vez la ecuación apuesta-aciertos es positiva.
He ido a bingos, nada, el gordo de navidad, menos, ahora están de moda las maquinas traga monedas-billetes, un mundo de sonidos y lucecitas que me encandilan pero que nunca me hacen salir feliz, también existen ahora las apuestas por internet, hemos querido incursionar con un amigo, ya se va a dar.
Tapaditas en el trabajo, prode para el mundial siempre el mismo resultado.
Me parece que tengo que revisar mis MARTINGALAS
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