Durante mucho tiempo de mi vida nunca tuve suerte en los sorteos, solo recuerdo allá muy lejos cuando le compre una rifa a Betty, la del Kiosko de abajo del edificio, para navidad en los 70 y gané una muñeca con vestido de novia (no recuerdo el porque compre una rifa con ese premio) con el numero 24, el cual me acompaño tiempo después cada vez que voy al casino.
De ahí en mas nunca decían mi nombre en sorteo alguno, de hecho la suerte era muy esquiva conmigo en el azar, nunca me encontré nada tirado ni olvidado.
Cuando empecé a trabajar en la empresa en la que estoy aún hoy, los sorteos eran mas frecuentes, pero el resultado siempre era el mismo. De hecho en una excursión de pesca dijeron mi nombre, me puse muy feliz, dije por fin gané algo, era una remera, bueno algo es algo, hasta que me di cuenta que había una para cada uno y que el nombrarnos era solo para que nos conozcamos e integrarnos. De ahí en mas pasaban los sorteos de todo tipo y nada. Con un grupo de compañeros que estábamos en la misma situación pensabamos en organizar un grupo comando para verificar en la urna después de los sorteos que estuviese efectivamente nuestros nombres.
Pero esta historia de a poco fue cambiando, empezó a salir mi nombre en eventos menores, donde los premios no eran de relevancia pero lindos igual, de a poco empecé a codearme con la elite de los que siempre sacan algo aunque mas no sea una remera.
En la fiesta de fin de año del 2010 sacaron mi nombre y me lleve un premio menor, pero muy bueno y en la de este año me llevé uno de los mas importantes.
La taba se dio vuelta, esperemos que se quede así por varios años, ya que siempre fui por la vereda de enfrente del éxito, aunque ser exitoso es otra cosa mas importante que lo material, pero que ayuda un poco a nuestra autoestima.
Hasta la próxima...
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