Que difícil es seguirle el tren a la vida en estos tiempos.
Va por una ruta que uno no se esperaba, ni imaginaba de pequeño.
Las cosas cambian de nombre para darse aire de importante y descolocarnos un poco a nosotros, los defensores a ultranza de las tradiciones.
Ejemplifiquemos un poco para aclarar los conceptos:
Hay ciertos barrios que se llaman diferentes o tienen apodos, imaginense quienes viven en Palermo, ya no saben si son Hollywood, Soho, Freud, Viejo y tantos otros que la imaginación popular construya. Yo modestamente cree Palermo Green (la zona del Botánico), no lo usa nadie, pero es cuestión de tiempo.
La comida cambió de nombre, todo tiene un adjetivo que describe entre otras cosas las supuestas bondades de lo que vamos a ingerir, según el criterio del que la cocina (Sabrosas papas en colchón suave de verduras). Estaba con mi esposa en uno de esos restó ( si, ahora son Restó ) y pedimos de entrada algo que se llamaba frito di mare (llamarlo en otro idioma suma puntos en este tipo de restó) cuando lo trajeron, era una bandeja muy grande a los ojos, tanto es así que dudábamos porque ya habíamos pedido el plato principal, pero cuando empezamos a analizar el plato nos dimos cuenta que había mucho colchón de verdura y los frito di mares brillaban por su ausencia.
Cuando tuve que ir al baño, otro problema de estos tiempos, ya no tienen carteles que dicen damas o caballeros, un montón de cosas, dibujitos, símbolos que me hacen pensar antes de entrar al baño y dudando si estoy en el lugar correcto. Una ves dentro ya no hay mas canillas, no se sabe si hay que apretar algo, si hay que ponerlas debajo del grifo, si el jabón sale solo, como secarte las manos, hasta encontré hielo en el mingitorio en vez de las clásicas naftalinas, a donde quieren llegar?.
Estos tiempos modernos vienen con muchos cambios y el que no se adapta está out (fuera, para los de la vieja guardia).
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