Tiempo en Buenos Aires

viernes, 13 de enero de 2012

Sala de espera

No hay cosa que me moleste mas que esperar a que me atienda algún doctor.

Todo comienza con el pedido de turno, donde no te podes comunicar, llamas cuando no están atendiendo y una grabación con una voz muy agradable te lo hace saber o te atienden y te dicen "un segundito por favor" sin siquiera dejarte meter medio bocadillo. Cuando logras que todo esté en orden seguramente tendrán libre un turno que no es el que mejor te queda pero que lo aceptas con tal de no pasar mas por los primeros pasos ya descriptos.

Tomas la precaución de llegar un poco antes con la esperanza de que el que tenía el turno anterior no haya podido venir, tocas el timbre, entras y allí está la Sala de espera.

Casi siempre colmada y lo primero que se te cruza es "no me voy mas", y así será. Siempre alimento la ilusión que toda esa gente está para otro doctor, hasta que caigo en la cuenta que ahí atiende uno solo. Cuando termino el tramite con la recepcionista, me dirijo a la Sala de Espera buscando un lugar estratégico para sentarme, cerca de las revistas o de la ventana o del televisor si lo hubiese. Cuando estoy sentado no se que hacer, empiezo a mirar a las personas diagnosticándoles algún problemita de esos de los que entras al consultorio lo saludas al medico y te vas, pero parece que siempre los que entran antes que yo se quedan a contarles la historia de su vida y cuando me toca a mi me despacha como si nada (por lo que esperé por lo menos revisame mas despacio). Cuando se agota mi paciencia lo primero que hago es tomar alguna revista, siempre viejas, le faltan hojas y de temas que a decir verdad no me parecen interesantes como para distraerme allí. Cuando miro a las personas por encima de la revista me doy cuenta que la que tiene el tipo de enfrente es mejor que la mía, y estoy esperando que la deje para hacerme con el preciado botín. Todo esto mientras se lleva un estricto control mental de quienes vinieron antes y después de uno, no vaya a ser cosa que llamen a alguien que llegó después que yo. Cuando la paciencia llega a su fin me dirijo a la recepcionista para preguntarle "cuantos pacientes tengo antes" con el afán de decirle entre lineas "hace como dos horas que estoy esperando" "como hace el bol...del medico para citarme a las 16 y siendo las 18 todavía no me atendió" con un tono amigable la primera vez como haciendome el desentendido.

Finalmente llega mi turno, me llaman en voz alta seguramente diciendo mal mi apellido pero no me importa, siento la alegría como si hubiesen dicho mi nombre en algún sorteo importante. En ese instante dejo la Sala de espera.

Ya lo dijo Seinfeld, si se llama de espera no te va a quedar otra que esperar por mas que tomes todos los recaudos posibles, habría que cambiarle el nombre, tal vez así no suframos tanto la próxima vez. 

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