Tiempo en Buenos Aires

miércoles, 15 de julio de 2015

Disculpe las molestias

Hace ya casi 21 años empecé a trabajar en una empresa que me dio mucho, me dio una familia extra, porque eso es lo que era.

Conocí a personas extraordinarias con  las cuales hoy sigo compartiendo asados, charlas y salidas.
Miles de anécdotas a lo largo de todos estos años, buenas y de las otras, vi pasar muchas personas y personajes que fueron dejando en mi algo.

Siempre me sentí orgulloso del lugar en el que trabajaba, no sé si fueron muy generosos conmigo pero me sentía cómodo, tal vez por la gente que allí habitaba que hacía que las jornadas no fueran tan tediosas.

Crecí mucho durante todos estos años, forme una familia y un hogar, y ellos de a poco también empezaron a ser parte de esta familia.

Pero el mundo de los negocios no siempre corre paralelo a tu vida, hace unos años las cosas empezaron a cambiar, de a poco se empezaron a ir los referentes y quedamos como un barco en altamar sin un rumbo fijo. Esto devino en una “fusión” con otra empresa, que en realidad nos absorbió y ese fue el comienzo del fin.

Los amigos desparramados por distintos edificios donde ya no nos vemos como antes, las reglas del juego cambiada, jefes nuevos y una sensación de ellos y nosotros que difícilmente pueda unirse porque somos distintos, ni mejores ni peores, distintos.
No sabemos cuánto tiempo nos queda aquí, pero con la vieja guardia cuando podemos juntarnos aprovechamos para recordar aquellos tiempos donde disfrutábamos estar “trabajando” en una empresa casi familiar.

Bueno los dejo porque tengo que poner unos carteles en la puerta de la empresa:

                                                    Disculpe las molestias

                                                        NO FUSIONA

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