Tiempo en Buenos Aires

miércoles, 15 de agosto de 2012

El Cine

Hoy vuelvo para escribir un poco del cine. No de las filmaciones y los actores, sino del recinto donde vivimos momentos increíbles.

Cuando era chico era una de las salidas clásicas, tal vez ahora suene extraño, pero la función empezaba a las 14 horas y finalizaba a las 18 30 o 19 horas, tan largo era el film???, no, eran 2 películas que daban, algo imposible en estos tiempos.

El rito comenzaba llegando y mirando el programa que estaba en la ventanita afuera del cine para corroborar a que hora comenzaba el espectáculo, ingresábamos, el acomodador nos orientaba, nos dejaba una copia del programa donde estaba la info de las pelis y las publicidades de los comercios del barrio, si habré ido al Gran Rivadavia de Floresta a ver las de Triniti y Bud Spencer. El chocolatinero paseaba entre las personas ofreciendo sus productos, donde la vedette eran los turrones Namur, los pochoclos Josesito de color rosa y lo mejor, los maníes con chocolate de la caja amarilla con pintitas rojas. Los mas osados allí realizaban sus primeras armas en disturbios de poca monta arrojando alguna botella por debajo de los asientos para que rueden por entremedio de las piernas de las personas (no había escalones) o hacían shhhh para recibir otro igual y así formar un coro de shhh interminable.

Ahora todo es diferente, los cines son mas chicos, dan una sola película, existe el Candy bar donde compras lo único que podes ingresar a la sala, los baldes interminables de pochoclos, chocolates, caramelos hasta nachos con salsa, existen unos suplementos para adosar a los asientos para que los mas chicos puedan ver sin que el lungo de la fila de adelante los obstruya, hay anteojos 3D para ver mas reales las películas, están los celulares que suenan inoportunamente en medio de la película, a pesar del aviso de que los apaguen.

Lo que nunca va a cambiar es lo cargado que quedamos cuando vamos en invierno al cine, terminamos viendo la película con todas las camperas, buzos, bufandas y demás artículos de abrigo encima nuestro, sumale el balde de pochoclo y la gaseosa. Otra cosa que tampoco varía es la potestad sobre el apoyabrazos, hay que primerear al compañero de sala para poder estar mas cómodo. Nunca falta el que se olvida algo, esta sentado en el medio de la fila y tiene que pasar ida y vuelta molestando a todos los que ya estábamos acomodados. Los chicos que no entienden la película y se la explican en voz alta, los que se ríen desaforadamente, los que encuentran ahí un reducto para darle rienda suelta a su amor, amparados en la oscuridad.

El cine es un lugar mágico, subsiste a través del tiempo, regalándonos unas horas donde nos olvidamos de todo lo que pasa a nuestro alrededor y donde nos convertimos por un instante en nuestra imaginación  en los interpretes del film que fuimos a ver (saben cuantas veces me creí un boxeador de primera linea cuando termine de ver Rocky?)

Por hoy se acabó la función.

2 comentarios:

  1. No puedo decirte quien soy, ni siquiera una pista, estoy escondido en ese cine que contas gritando shhhhh, muy bueno dani, me hiciste recordar pelis como Chatran (jajjajaj) o el estreno de Toy Story alla por el 95.
    O las de Seagal un poquito mas grande, o te tiro un Hollywood de super accion con la pelicula de los doberman que choreaban el banco.
    Mi vieja siempre decia "que inteligentes son los animales" jajajaj, ya me sacaste?
    Si!!!! Soy Luis Patlale abrazo!!!!!

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  2. Cuantos recuerdos en el Gran Rivadavia... la magia era unica... ya no es lo mismo

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